viernes, 10 de junio de 2011

Inicios de la Desaparicioòn




  1. Hace ya 32 años que en Colombia se registró el primer caso de desaparición forzada, una práctica que para entonces habían perfeccionado las dictaduras militares en América Latina y que se afinaría aún más en medio de la lucha emprendida por la quimérica democracia colombiana contra la oposición política.
Corría el año de 1977 bajo la presidencia de Alfonso López Michelsen (1974-1978) cuando el 9 de septiembre, mientras se desarrollaba un paro cívico nacional contra las medidas antipopulares del gobierno, fueron detenidos por unidades del F2 (Inteligencia de la Policía) Omaira Montoya Henao, bacterióloga de la Universidad de Antioquia y militante de izquierda, y su compañero Mauricio Trujillo, en el aeropuerto internacional Ernesto Cortissoz de Barranquilla.

Tras ser torturado, Mauricio Trujillo fue judicializado y condenado a siete años de cárcel. De Omaira y el hijo que esperaba, por el contrario, nunca se volvió a saber nada. Sin duda la práctica de la desaparición forzada es espantosa por sí misma. No sólo implica la privación de la libertad, sino también en muchos casos el asesinato de la víctima, frecuentemente tras un cautiverio en el que se llevan a cabo torturas. Este crimen favorece de manera deliberada la impunidad de los responsables, y sus efectos -el sufrimiento, la desazón y el sentimiento de vulnerabilidad- perduran incluso hasta después de conocer el paradero de los desaparecidos.






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